Este es el pequeño, o gran blog de belleza de una gaditana apasionada del mundo del maquillaje y la moda desde que tenía… ¡puff! desde que tengo uso de razón diría yo.
Desde que me subía a los tacones de mi madre cuando todavía no andaba bien ni descalza. Desde que pedía en la carta de los Reyes Magos pintauñas, pintalabios y estuches de maquillaje. Desde que me pintaba la boca a escondidas en el recreo con los lápices Alpino. Desde siempre.
Si hubieras podido preguntarle a mi madre, te hubiera contando, entre risas, que ya en párvulos, lloraba y pataleaba porque no quería ir al cole con babi y taleguita, yo quería ir con mis tacones de flamenca, mis pulseras, y mis labios rojos, por supuesto. Vamos, que o iba como una Drag Queen de 5 años o no iba, así de claro.
Al final, siempre perdía mi batalla.
Como mucho me dejaba ponerme algún anillito y me prometía que a la salida del cole, y si me portaba bien, me pintaría las uñas en casa.
Como te puedes imaginar la cosa fue in crescendo hasta que convertí todo esto en mi lifestyle, ¿así es como lo llaman ahora no? En mis tiempos era tu estilo de vida sin más.
Mis cajones se fueron llenando de sombras de ojos, máscaras de pestañas, y pinceles. Y de igual modo, en el baño se empezaron a acumular cremas, mascarillas para el pelo y todo tipo de productos de belleza. Del armario mejor no te digo nada, imagínalo tú.
El caso es que desde muy joven, 12-13 años, compraba libros y revistas de moda que recortaba y guardaba en una carpeta para imitar luego los maquillajes, los peinados y los trucos de belleza que veía en ellos.
Era la única información que manejaba en aquellos tiempos cuando no había redes sociales y no tenías un sin fin de tableros de Pinterest o las mejores influencers de instagram para poder inspirarte a golpe de click.
Siempre me gustó verme bien, aunque bueno, eso nos pasa a todas ¿no?
Compraba, o más bien, rogaba a mis padres para que me compraran, cada semana, un perfume, un producto de cuidado para la piel, un lápiz de ojos, o una diadema de pelo… cualquier cosa que me diera la opción de rebuscar en mis recortes y pasarme el fin de semana jugando a ser modelo.
Y recuerdo que mi padre, cada semana, siempre me decía lo mismo:
Yo te compro lo que quieras, pero con la edad que tienes y lo guapa que eres no te hace falta nada más que ir natural».
A día de hoy retumba en mi cabeza esa frase cada vez que veo un look muy cargado en niñas muy jóvenes, un mal delineado, o una piel extremadamente cargada intentado ocultar imperfecciones. Lo que se aprende con los años…
Ojalá hubiera sabido en aquel entonces cómo cuidar mi piel, o cómo sacarme partido. Ojalá hubieran llegado antes los blogs de maquillaje, me habría ahorrado algunos disgustos. Y ojalá los canales de Youtube hubieran hecho aparición 20 años antes.
Aún así he aprendido a maquillarme, a vestirme y a cuidarme, y fue entonces cuando decidí dedicar mi tiempo a escribir un blog de belleza y cosmética para compartir con otras mujeres mi pasión, lo qué he aprendido, lo qué sé hacer, decidí compartir mi mundo, mi lifestyle.