Hay una parte, o unos años de mi vida mejor dicho, que no cuento por años sino que los cuento por ese espacio de tiempo, interminable, en que pasé mis días entre puntos negros, acné y grasa como para rellenar una freidora de aceite.
Pero lo peor no era eso. No. Lo peor es que no tenía ni idea de cómo solucionarlo.
Por aquella época no había redes sociales, no existía el exceso de información que ahora tenemos y ni siquiera recuerdo marcas que dedicaran líneas completas al cuidado de una piel como la mía.
Ni siquiera sabía distinguir cómo era mi tipo de piel. Solo sabía que el acné se había apropiado de mi cara sin tener idea, por aquel entonces, que a pesar de ser una piel grasa, era normal. Luego te cuento cómo, años después, he descubierto que mi piel adolescente era grasa pero normal.
El caso es que fui dando tumbos durante mucho tiempo. Compraba productos al tun tun sin saber muy bien por qué. Mi madre no tenía ni idea de cómo ayudarme porque su piel era un lienzo pulcro y blanco al que jamás le había salido ni una espinilla. Se ve que las había guardado todas para mí. Y mis amigas eran más ignorantes que yo en temas de cuidado facial. Éramos unas niñas, así que no era de extrañar que ninguna tuviera un sabio consejo para mí.
Así que me fui apañando entre lo que me decía el señor de la farmacia, la revista de turno, y alguna amiga sabionda de la familia pero nada de eso me solucionó el problema y se me fueron una cantidad de años, demasiados, luchando contra una batalla donde, claramente, yo era la perdedora.
Por es ahora, siento algo de envidia cuando veo tanta información, tanta marca de prestigio concretadas en ayudar y solucionar este problema de la piel que te llega en el peor momento de la vida y no dejo de pensar que hoy, hay más herramientas para, al menos, descubrir la raíz del problema y atajarlo de la mejor manera.
Y por si te lo preguntas, sí, conseguí librarme del acné, de las manchas, de los puntos negros, e incluso de algunas de las cicatrices que me dejaron la lucha que libré durante tantos años y que di, en más de una ocasión, por perdida.
¿La solución?
Un especialista, conocer mi piel, saber cómo tenía que cuidarla, limpiarla y el uso de productos enfocados a mi problema.
A veces no es fácil saber qué tipo de piel tienes cuando la sientes grasa al 1000×1000 porque ya la catalogan dentro de una piel grasa sin más y eso a veces es un error. Y es que, además de tener una piel grasa puedes tenerla deshidratada, ocluida o normal.
Esta última era la mía y lo supe después de muchos años cuando descubrí que este tipo de pieles tiene una emulsión epicutánea A/O, es decir, tiene más cantidad de sebo que de agua (eso es algo que aprendí leyendo libros sobre tipología cutánea) haciendo que se produzca un aumento de la actividad secretora, o lo que es lo mismo, a simple vista la piel se ve más gruesa y brillante, con los poros dilatados y que se ven a simple vista, una piel que se ensucia fácilmente con la polución, y en la que, obviamente, aparecen puntos negros y espinillas.
Cuidados para piel grasa normal
Con el tiempo comprendí que una piel como la mía, grasa y con tendencia acnéica necesitaba una limpieza pulcra, diaria y suave y para todo eso nada mejor que usar un gel limpiador como FOAMING JELLY CLEANSER. Es espumoso, algo que me encanta porque da sensación de limpieza profunda y es perfecto para pieles mixtas-grasas y acnéicas ya que además de limpiar en profundidad y arrastrar todo el exceso de grasa actúa como escudo contra las agresiones externas como la polución y la contaminación.
Recuerdo que al levantarme mi piel, mi frente, mi nariz…,todo era grasa pura que se había ido acumulando por la noche mientras dormía y el extracto de mirto limón que contiene este gel y que es un ingrediente activo natural de origen australiano, extraído de la Backhousia citriodora (Lemon Myrtle) es capaz de hacer varias cosas a la vez, por eso es tan recomendable su uso en la limpieza diaria.
Empieza por reducir los comedones y las pápulas, para continuar disminuyendo la producción de sebo, reduciendo el brillo, atenuando la cascada inflamatoria, disminuyendo la sensación oleosa de la piel y ayudando a matificarla.
Y tan pancho que se queda.
Con la piel bien limpia tenemos que hidratar y para ello te recomiendo algo como PUREXPERT SOLUTION y como su nombre indica es la solución si tienes la piel mixta o grasa ya que te va a equilibrar y matificar además de cuidar e hidratar la piel mientras que controla y reduce poros dilatados y brillos. Algo que es de agradecer para no parecer una bombilla navideña durante todo el día.
Contiene ingredientes tan top como la niacinamida, el trébol rojo, el extracto de alga kylin, mirto limón y jengibre azul y ginseng púrpura que estimulan la síntesis de ácido hialurónico reduciendo la profundidad de las arrugas de expresión además de ser antibacteriano, y de lograr estimular las defensas naturales.
Y ya con esto tendrías los 2 pasos más importantes para que tu piel empiece a verse mejor. Eso sí, tan importante, o más, como la limpieza y el cuidado es la protección así que usa un protector solar alto cada día después de tu rutina completa de limpieza y cuidado.
Luego, dependiendo de tu tipo de piel y del estado que esta tenga tendrás que introducir alguna mascarilla, algún serum para la noche y por supuesto algún otro enfocado en manchas e imperfecciones.
Pero lo que debes tener claro es que debes buscar una firma que, como Lullage, hayan creado productos de cosmética para pieles grasas, que hayan testado sus productos, dermatológica y oftalmológicamente en estudios multi-étnicos que demuestran su plena eficacia en diferentes tipos de piel y género, y que gracias a su texturas libres de aceites minerales no obstruyen ni pesan sobre la piel, con fórmulas que miman y altos porcentajes de ingredientes de origen natural y que por supuesto son respetuosas con la naturaleza y 100% veganas, y que además priorizan en los síntomas de las pieles grasas como:
- Regular y reducir visiblemente el exceso de sebo.
- Disminuir brillos y poros abiertos.
- Reducir y evitar la aparición de granitos y puntos negros.
- Hidratar, suavizar e iluminar la piel.
- Y calmar la piel, porque sus productos no la resecan y evitan ardores o picazón.
Y aunque ahora odies mucho mucho tu piel piensa que al contener más cantidad de lípidos que agua, su capacidad defensiva es más elevada, cosa que la hace más resistente al envejecimiento así que serás de las últimas en tener arruguitas.
Todo no iba a ser malo.